⋅ El lunes 26 de abril, a las 19 horas, los colectivos que participan en diferentes espacios vecinales de la ciudad de Madrid se concentrarán en la Plaza del Dos de Mayo, ante la Casa del Cura.
⋅ El objetivo es denunciar la política de acoso que está realizando el Ayuntamiento de Madrid, empeñado en hacer desaparecer estos espacios
⋅ Los espacios vecinales reivindican la riqueza que aportan a la ciudad y su derecho a participar en su construcción
Los barrios necesitan espacios de participación ciudadana. Ante el ataque del Ayuntamiento de Madrid a este tipo de lugares, los colectivos que los sostienen hacen un llamamiento para su defensa. El próximo lunes, 26 de abril, a las 19 horas, una concentración en la plaza del Dos de Mayo reivindicará su importancia, especialmente en estos meses de grave crisis social en los que centenares de familias necesitadas han encontrado amparo en la respuesta vecinal ofrecida por muchas despensas solidarias organizadas en torno a estos centros sociales ninguneados y hasta criminalizados por la administración.
Desde que el PP tomó posesión del Ayuntamiento de Madrid, en la capital han sido desalojados ocho centros sociales, la mitad en 2020, y la continuidad de otros muchos está seriamente amenazada. Tal es el caso de la Casa del Cura, entidad de la que parte la convocatoria de este lunes a la que se han sumado, hasta el momento, Red de Espacios de Madrid Autogestionados (REMA), Casa de Cultura y Participación Ciudadana de Chamberí, Espacio Vecinal Arganzuela (EVA), Asociación Vecinal La Flor, Plataforma Maravillas, Espacio Sociocultural Liberado Autogestionado (EKO), asociación de Familias LGTBI (Galehi) y asociación SPA Maravillas.
Todos nosotros planteamos la necesidad de defender lo que es de las personas de los barrios y los proyectos de reconocido interés público que las distintas organizaciones han puesto en pie, algo con lo que el actual gobierno local se ha propuesto acabar, revirtiendo cesiones de espacios públicos concedidas por ejecutivos anteriores con el falso argumento de necesitarlos para otras propuestas que se quedan en agua de borrajas, puesto que no hay ni dinero ni intención real de materializarlas.
Los colectivos sociales reivindicamos el derecho a organizarnos y a impulsar proyectos que contribuyan al bien común, jugando un papel activo en la meta de conseguir una ciudad donde todos vivamos mejor y resistiéndonos a que nos conviertan en meros usuarios y clientes de los que es nuestro: Madrid, una casa común que debería ser construida por todos.
Los espacios vecinales albergan iniciativas de las personas de los barrios, de todas las edades y sin ningún tipo de discriminación, se utilizan para aprender, compartir, cuidar, crear, crecer y expresarse…. Además, hay que destacar sus capacidades de adaptación y respuesta ante situaciones excepcionales como las ocasionadas por la pandemia, el papel principal que estamos desempeñando en la atención a unidades familiares necesitadas a las que no llega la ayuda municipal que les debería corresponder o, en el mejor de los casos, llega de forma insuficiente.
Cuando el Ayuntamiento reconoce oficialmente que a finales de marzo no había repartido más que el 11% de las Tarjetas Familia que tenía previsto haber entregado para esa fecha, está reconociendo al mismo tiempo su incapacidad para atender de manera rápida y eficaz a miles de personas cuyos estómagos vacíos no entienden de demoras burocráticas y que, gracias en gran parte a la labor asistencial sustitutoria, desempeñada durante más de un año por vecinos autogestionados, están pudiendo aguantar un temporal cuya gravedad ha sido cuestionada por los negacionistas de Cibeles, para quienes en esta ciudad las instituciones no están dejando atrás a nadie.
Muchos de los centros sociales, espacios vecinales, centros comunitarios, plazas que hoy estamos amenazados por nuestros gobernantes, nos reconocemos mutuamente como parte de una larga tradición colectiva común y unas prácticas compartidas desde la diversidad de miradas.
Somos espacios horizontales, de construcción de democracia directa y autogobierno. Somos redes de apoyo mutuo, de cuidados y participación comunitaria. Somos espacios de lucha y resistencia ante las injusticias y desigualdades del sistema. Somos espacios cercanos, de barrio, alegres, rebeldes y combativos. Somos diversos, igualitarios, espacios seguros e inclusivos. Somos la única posibilidad para muchas personas de acceder a una cultura y a un ocio alternativo no mediados por el interés comercial.
También hacemos gala de la enorme riqueza colectiva que hemos aportado a Madrid, que gracias a todos nosotros es un lugar más humano de lo que sería sin los valores de solidaridad, innovación, sostenibilidad y justicia social que insuflamos.
Los espacios vecinales de Madrid somos una realidad que es necesaria contar y reivindicar.
No podemos permanecer callados ante quienes pretenden sepultarnos.